Aunque las complicaciones que una puede cruzarse a la hora de vestir de gala en invierno pueden parecernos lejanas, en realidad no lo son tanto. Son las mismas que encaramos, por ejemplo, en Nochevieja o cualquier sábado de enero que queramos salir con un vestido de fiesta precioso pero poco apto para el frío. La solución que ha encontrado Brigitte Macron es idónea: dar con un abrigo incluso más elegante que el propio vestido y cederle a él todo el protagonismo.
La primera dama de Francia tuvo ayer por la noche la recepción del presidente de Angola y su mujer en el palacio del Elíseo, ocasión para la cual eligió un abrigo de cuello alzado en color negro decorado por apliques joya en la parte delantera.
El abrigo de Brigitte Macron era largo hasta los pies, por lo que tapaba casi por completo el vestido con el cual lo conjuntó. Asumimos que es negro o azul muy oscuro, pues casi no se distingue de la prenda superior. Del mismo modo, es casi imposible descifrar si este era largo hasta lo pies o hasta la rodilla.
Lo importante de su estilismo es, claramente, el abrigo. La francesa no quería que este fuera discreto o anodino, quería que fuera algo tan llamativo que ni siquiera importaba qué llevaba debajo.