ESTABA GUARDANDO MAL EL QUESO Y NO LO SABíA: GUíA PARA HACERLO BIEN

Sabemos que guardar los alimentos en las mejores condiciones es fundamental por muchas razones, no solo por seguridad alimentaria, también por economía y por la logística doméstica. Y es que, si conservamos de forma correcta la fruta, el pescado, la carne, los huevos, o los lácteos, no solo estaremos cuidando de nuestra salud, también estamos ahorrando en la cesta de la compra, algo sin duda también muy importante. 

Por tanto, conocer las técnicas y métodos más adecuados para alargar la vida de los alimentos no es una cuestión menor. Cuestiones como saber dónde se tienen que guardar los alimentos frescos o qué alimentos se pueden congelar o por cuánto tiempo, suelen ser trucos que pasan de generación en generación como costumbres que se heredan. El problema es que algunos de estos hábitos bienintencionados no son correctos. Uno de ellos, está relacionado con el queso y con su forma de conservarlo. Tú, ¿cómo lo guardas? ¿Lo sacas del envoltorio original? ¿Lo envuelves en film transparente o con papel de aluminio? 

¿Dónde guardas el queso?

La mayoría de la gente cuando abre el envoltorio del queso la primera vez que va a comerlo, lo retira y lo tira a la basura. A continuación, coge el queso que no se ha comido y lo envuelve. En este punto, hay quien emplea film transparente para ello, y hay quien prefiere el papel de aluminio. Bien, pues, según los expertos, ni lo uno, ni lo otro. Lo mejor es seguir utilizando el papel en el que nos lo venden porque es un papel encerado que preserva muy bien de la humedad.

Una vez que sabemos este primer truco, la cuestión ahora es qué parte de la nevera es la más adecuada para guardarlo. Hay expertos que recomiendan meterlo en los cajones de la verdura, ya que ofrece una temperatura y una humedad que se ajusta muy bien a la que necesita el queso.

En este sentido, la temperatura ideal para conservar el queso cambia según el tipo. Los quesos blandos como el queso fresco o el brie se mantienen mejor a temperaturas bajas, entre los 4 y 8 grados. En cambio, los quesos duros y más curados se conservan mejor a temperaturas que van entre los 8 y 12 grados

También es importante intentar guardarlos por separado, ya que muchos quesos, especialmente los de sabores fuertes, pueden transferir sus sabores a otros quesos y alimentos. Así que, si has preparado una tabla de quesos y te ha sobrado un poco de cada uno, evita que se toquen si no quieres que se pervierta su sabor. 

Además, no olvides revisar de vez en cuando su estado. Y es que, por muy bien que lo guardes, eso no significa que tengas la garantía total de que lo vayas a encontrar tal cual lo metiste en la nevera semanas antes. Es conveniente que compruebes que, con el tiempo, no ha aparecido una capa de moho, que no sea el propio del queso. Si es así, mejor no lo comas.

El truco del aceite de oliva

Más allá de las formas de conservación que te hemos indicado, existen algunos trucos para potenciar el sabor del queso y, al mismo tiempo, conservarlo en perfectas condiciones. Entre ellos, el del aceite de oliva. Esta técnica culinaria está indicada para conservar los quesos frescos, blandos y semicurados, y consiste en cubrir el queso cortado en daditos con aceite de oliva virgen extra dentro de un frasco de vidrio. 

Poco a poco, el sabor del queso va asimilando el del aceite, dando como resultado una auténtica delicatessen. Te encantará.

2024-04-28T07:13:06Z dg43tfdfdgfd