No es lo mismo planchar que planchar bien. Estamos de acuerdo en que es una de las tareas más pesadas de llevar a cabo, sobre todo si hace calor, pero también una de las más agradecidas y fundamentales tanto por cuestión de imagen como para garantizar el buen mantenimiento de las prendas. Cada una de ellas tiene su peculiaridad, y por eso es importante que leas bien la etiqueta y sigas las indicaciones incluso antes de lavarla.
Así de primeras, hay tejidos delicados ante los que hay que tener especial cuidado ya que, además de estropearlos, también puedes acabar con tu plancha quemada. Uno de estos tejidos es el satén, un tejido de algodón parecido al raso con un bonito brillo, perfecto para ocasiones especiales o para cuando quieres ir más arreglada en el día a día. Es verdad que no es tan engorroso como planchar el lino, pero aún así tienes que tener mucho cuidado si no quieres decirle adiós para siempre.
Una vez hayas leído la etiqueta del vestido para conocer las indicaciones del fabricante al respecto. Hazlo siempre con el vestido limpio o se fijarán las posibles manchas que no hayas detectado. También te sirve si tu vestido es de acabado satinado.
Si cuentas en casa con una plancha vertical de vapor, no dudes en utilizarla con tu vestido de satén. Te vendrá especialmente bien si se trata de un modelo largo con cuello alto o mangas fluidas que aportan mucho volumen y dificultan su planchado. Aprovechando el chorro de vapor te desharás de las arrugas cómodamente sin tener que ir apoyando el vestido sobre la tabla de la plancha.
Por último, si has lucido hace poco tu vestido de satén en una celebración importante y no piensas ponértelo por el momento, no está de más que lo lleves a la tintorería para guardarlo bien limpio y planchado en su correspondiente funda. Cuando lo vuelvas a necesitar, estará impecable.
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