Hoy una de las parejas más sólidas y envidiadas del panorama internacional celebra sus bodas de plata. Hace ya 25 años desde que David y Victoria Beckham se dieran el 'sí, quiero' en un espectacular enlace que hizo historia, además de por motivos evidentes -él era el futbolista del momento y, ella, una superestrella del pop- por su rompedora estética. Los novios huyeron de convencionalismos y optaron por looks de alto impacto que coordinaron con los de su hijo mayor, Brooklyn, que, por aquel entonces, era tan solo un bebé pero consiguió acaparar gran parte de los flashes.
La historia de los Beckham es digna de cualquier película de comedia romántica. Como él mismo cuenta, el futbolista se fijó en la Spice pija y no dudó en decirle a su compañero del Manchester United Gary Neville que quería casarse con ella. Dicho y hecho. El 4 de julio de 1999, tras dos años de relación y un hijo en común, Brookyln, que llegó al mundo en marzo de ese mismo año, se prometieron amor eterno y comenzaron un matrimonio que es, a día de hoy, uno de los más solidos del star system.
Por aquel entonces, tan comentados eran los estilismos de Victoria como los de David, que se convirtió en un auténtico referente incluso con sus famosos peinados en el campo de fútbol. Por eso, era de esperar que ambos impactaran con sus looks en su gran día. Adelantándose a celebrities e influencers, decidieron lucir dos conjuntos cada uno de ellos, cambiándose tras la ceremonia y poniéndose unos diseños con los que nos cuesta imaginarles a día de hoy.
La pareja se dio el 'sí, quiero' en una ceremonia íntima ante apenas 29 personas, momento en el que lucieron estilismos a juego en tonos blancos y champán a juego con su pequeño Brooklyn, de 4 meses. Victoria quiso vestirse de princesa de cuento y optó por un vestidazo de Vera Wang, firma de referencia en el sector nupcial, con escote medialuna invertido, cuerpo corsé y falda en clave XXL realizada en tafetán con una enagua de más de 50 metros de satén.
"Lo llamo el vestido transatlántico", afirmó Vera Wang en una entrevista concedida a People el año pasado "porque ese corpiño ha volado, de ida y vuelta, cuatro veces en el Concorde". La comodidad no era importante en este diseño, el objetivo de la artista era impactar, y vaya si lo hizo. El icónico corsé fue confeccionado en colaboración con el modisto Mr. Pearl, famoso por sus diseños creados para afinar la cintura hasta el extremo, hasta el punto de que hay que apretarlos con metal, como antiguamente, en un proceso que puede durar cerca de 45 minutos y puede reducir la cintura hasta 18 centímetros.
Si nos sorprende el vestido de la ahora diseñadora, su look de belleza no se queda atrás. En contraposición al maximalismo del resto del look, optó por un maquillaje muy natural con apenas un poco de colorete y máscara de pestañas para realzar su mirada. Además, llevó su por aquel entonces famoso corte pixie peinado de una forma muy cañera, con mechones sobre el rostro y volumen en la coronilla, rematando con un tocado que no deja indiferente a nadie.
Continuando con esa estética royal, Victoria completó su primer estilismo nupcial con una pequeña corona de nueve centímetros de diámetro realizada por Slim Barrett en un enrejado de oro de 18 quilates y diamantes, una pieza que salió a subasta en 2013 por la casa londinense Bonhams pero no llegó a encontrar dueño. Asimismo, lució un collar con un crucifijo de diamantes que David le había regalado las Navidades anteriores.
Del blanco al inusual ¡morado!
Tras la ceremonia, se desplazaron hasta el castillo de Luttrellstown para disfrutar de la celebración de su amor junto a más de 250 personas. Para el convite y posterior fiesta, ambos se cambiaron y llevaron sus famosísimos looks coordinados en tono morado -color que también lució el pequeño Brookyn, por supuesto-. Aunque David confesó posteriormente que no sabe en qué estaban pensando al vestirse así, Victoria ha defendido en varias ocasiones que, en ese momento, les gustaba y solo estaban divirtiéndose con la moda.
La diseñadora eligió un vestido que posteriormente bautizó como 'Jessica Rabit, un modelo de silueta lápiz con abertura en la falda y escote asimétrico decorado a base de flores en relieve que combinó con sandalias de taconazo obra del español Manolo Blahnik. Por su parte, el futbolista llevó un traje del mismo tono exacto compuesto por camisa, chaqueta cruzada y pantalones a juego, así como una flor en la solapa. Ambos lucieron sus melenitas peinadas con efecto mojado hacia detrás, despejando su rostro.