LA IMPORTANCIA DE LA VISIBILIDAD LéSBICA EN LA CULTURA POP

La representación sáfica en la cultura pop se encuentra en su mejor momento. Desde el video podcast 'Está el horno para bollos', que presentan Ares Teixidó y Paula Blas, hasta el inmenso éxito de ‘La seducción’, la segunda novela de Sara Torres, que ha escrito una irresistible historia sobre el deseo entre dos mujeres, celebridades, creadoras de contenido, cantantes y literatas sáficas están de celebración. ¿Nuevos motivos para estarlo? La película de Kristen Stewart 'Love Lies Bleeding' narra la apasionada (y en ocasiones, delirante) historia de amor de dos mujeres, y la cantante Reneé Rapp contó con el casting de la serie 'The L Word' para presentar su actuación en Coachella, en la que unas inmensas tijeras ocupaban el escenario.

Importante es que la película 'Bottoms' sea una romcom lésbica en la que las relaciones entre mujeres no están hipersexualizadas y en las que la trama no tiene que estar atravesada por la tragedia, algo que hasta ahora, había sido siempre la norma. “Es necesario e importante crear personajes lésbicos no atravesados por el drama, porque cuando todas las representaciones de tu identidad han sido reflejadas desde el drama, hay algo que conscientemente te dice que hay algo que va a estar mal. Es algo que asumimos e interiorizamos, y a veces, las propias creadoras lesbianas repetimos ese cliché sobre el que se nos ha representado”, explica Zaida Carmona, cineasta.

“Creo que generar relatos en los que no seamos víctimas es sanador y además, hace que celebremos nuestra identidad. Hasta ahora, parecía que casi habíamos tenido que pedir perdón y permiso por existir. Hemos tenido que existir con ese contrapeso del drama, de la tragedia, de la culpa del dolor y del rechazo. Ahora estamos pisando fuerte diciendo que podemos pasarlo bien, ser mediocres, existir con toda nuestra complejidad y que además, nos queremos celebrar. Esa celebración frente al drama puede resultar y resulta revolucionario y político”, asegura.

Las lesbianas han sido constantemente castigadas en la literatura y en la televisión, porque su forma de estar en el mundo es de una gran disidencia: no tienen en cuenta la mirada masculina ni tienen por qué formar estructuras familiares tradicionales. Una forma de vida lésbica puede hundir el patriarcado y la multimillonaria industria de la belleza”, añade Gloria Fortún, cuya literatura está siempre atravesada por el activismo feminista y la visibilidad lésbica. “Es fundamental que mostremos que no somos víctimas, personas con vidas sórdidas o mujeres frustradas. Que el mundo vea que estamos rodeadas de amor y que formamos parte de comunidades muy potentes. Mil veces que hubiera nacido, mil veces que sería lesbiana. Eso quiero transmitirlo en mis libros”, indica la autora del poemario 'Todas tus palabras son azores salvajes' y de la novela 'Roja catedral'.

'Dead lesbian syndrome'

El 'dead lesbian syndrome' habla de cómo la historia de la ficción en cine y televisión ha apostado en una inmensa mayoría de casos por hacer que sus personajes LGBTIQA+ tengan finales desdichados, y es algo que la directora y guionista Lucía G. Romero cree que ha hecho mucha mella en la comunidad lésbica, sobre todo para las que nacieron en los 90 o a comienzos de los 2000.

“Nosotras nos criamos teniendo ya algunos personajes sáficos en los que vernos representadas, aunque eran tan pocos, que había que buscarlos por los entramados de internet y ver esas piezas audiovisuales a veces en idiomas que no entendías. Así que, cuando por fin habías conseguido encontrar un personaje lésbico que te hacía sentir emoción con su trama amorosa, o con quien te sentías identificada por sus conflictos con su propia sexualidad, había varias opciones. O sufría mucho bullying y violencia por parte de su comunidad y su familia; una revictimización que como adolescentes sáficas, instauraba en nosotras miedo a que nos pasara lo mismo, en vez de empoderarnos a través de estos personajes para ser más fieles a nosotras mismas, o moría. Así, a lo bestia. O peor aún, su interés romántico acababa dejándola por un hombre, reforzando esa idea de que solo somos un experimento para muchas mujeres y que los hombres y el heteropatriarcado son un oponente demasiado robusto para nosotras”, asegura.

En realidad, otro clásico a la hora de hablar de la representación LGBTQIA+ en la ficción es el de 'Bury Your Gays'. El personaje que muere es el que forma parte del colectivo, y en el caso de que en la serie o película sea habitual que mueran personajes, son los del colectivo quienes sufren una muerte más violenta, explícita o que carece de un impacto real en la trama. Del mismo modo que ocurre con el 'dead lesbian syndrome', la audiencia LGBTQIA+ puede recibir el mensaje de que no merece la felicidad, mientras que el público heterosexual recibe constantes prejuicios discriminatorios contra las personas del colectivo.

La importancia de la representación sáfica

La historia de amor entre Rosalía y Hunter Schafer fue una de las que más llamaron la atención en las redes sociales, que celebraron por todo lo alto la noticia al ser otra forma más de visibilizar y normalizar las relaciones lésbicas. Zaida Carmona subraya lo importante que es contar con referentes en la cultura pop. “Nos configuramos a base de reflejos, y cuando no hay reflejos de lo que eres, ni te encuentras, ni existes. El hecho de que haya cada vez más referentes queer hace que nos podamos ver en multiplicidad de figuras y de referentes, que nuestras posibilidades de ser sean diversas, complejas y no únicas y encerradas en un cliché”, asegura.

Celebra por ejemplo la cantidad de miembros de la comunidad presentes en la última edición de ‘Operación Triunfo’, pues considera que el hecho de que los populares sean personas LGTBIAQ+ plantea un escenario para las personas jóvenes, ávidas de referentes, en el que poder ser es posible. “Mi regeneración y las previas crecimos con una cultura absolutamente carente de referentes. De haberlos, eran dramatizados o tratados desde el cliché o la explotación de la identidad. Es importante contar con referentes, porque te permiten verte, ser y escoger a quien te quieres parecer. Con 18 años, no me sabía lesbiana, porque no veía a lesbianas y el lesbianismo sólo existía en un lugar oscuro y cerrado al que no quería pertenecer, porque no estaba presente en mi día a día. Los hombres gays y las mujeres lesbianas encontramos nuevos referentes, y creo que otras siglas del colectivo no tienen tanta visibilidad. Hay que ver el trabajo que hay que hacer con esas identidades menos visibles”, explica a 'Cosmopolitan'.

Por supuesto, fundamental es no sólo la existencia de narrativas y personajes lésbicos, sino que las creadoras de las historias sean mujeres. “Cuando hablamos desde nosotras mismas y lo hacemos con la sinceridad y la vulnerabilidad que escribir a menudo requiere, salen cosas increíblemente genuinas que conectan con su audiencia. Pasa lo mismo con todo tipo de formas artísticas. Así que como lesbianas, es natural que, con la referencia de la representación nos ha faltado y con una reflexión acerca de ello, sepamos encontrar maneras más creativas y generar referentes ficticios para las niñas y adolescentes que una vez fuimos”, explica Lucía G. Romero.

“Evidentemente, no siempre vamos a tener en el lujo de narrarnos a nosotras mismas, y tampoco pretendo ser determinista y decir que sólo podemos hablar de lo que hemos vivido, pero simplemente es natural que como espectadoras sáficas, busquemos historias hechas por lesbianas para narrar lo que es ser lesbiana, también como reacción al tipo de visión estereotipada o revictimizante que tanto hemos aborrecido”, añade.

“Aquí estamos nosotras, las escritoras sáficas, para contar nuestras historias y ofrecer nuestra mirada disidente del mundo. El silencio es violencia. Ya es hora de que nuestras voces se escuchen, de poner en el centro lo que siempre ha estado en los márgenes, de demostrar que el canon universal de la literatura en realidad está compuesto de elecciones subjetivas y convenientes hechas por quienes tenían el poder para ello”, dice Fortún. “Tan importante como la presencia misma de los personajes lésbicos es el punto de vista desde el que se nos muestran, y ¿quién mejor que las lesbianas para hablar de nuestra propia subjetividad?”, señala Francina Ribes, autora de 'Ausencia y exceso'.

Para finalizar, Zaida Carmona no quiere dejar de señalar que es fundamental que los relatos sobre las identidades de los personajes lésbicos sean más veraces, realistas y huyan del buenismo. “Creo que a veces, a la hora de crear personajes LGTBIQA+ u otras identidades poco visibles o que viven en los márgenes, se cae en un relato muy simplista y buenista en el que parece que sólo podemos existir siendo bondadoses, y el hecho que nos auto representemos, rompe con esto. Es importante pensar en la historia y en quién la cuenta, y ahí creo que tenemos que hacer un ejercicio de ver quién no está contando las historias para darles foco. Creo que hay un grupo de mujeres o personas lesbianas potentes que están situándose como esos sujetos, y eso está generando relatos más complejos, completos y diversos sobre nuestra identidad”, dice.

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