HIELO FALSO, PLASTILINA Y CASTINGS DE ALIMENTOS: LO QUE ESCONDE LA FOTOGRAFíA PUBLICITARIA DE COMIDA

Son pocas las personas que se resisten a captar una instantánea de la comida cuando esta llega a la mesa de un restaurante. Sin embargo, la fotografía gastronómica es una profesión relativamente nueva que empezó con la necesidad de ilustrar libros de recetas para cocineros pero que, poco a poco, cogió protagonismo también en el mundo publicitario por su influencia directa en las ventas.

“La fotografía para publicidad o packaging es un arte y una ciencia que se enfoca en crear imágenes visualmente atractivas y efectivas para influir en la decisión de compra del consumidor”. Así es como la define el equipo de David Barra Studio, especialista en esta disciplina. El objetivo, comentan, es que la imagen capte la atención al momento y destaque entre la competencia, “representando el producto de manera clara y realista, permitiendo a los consumidores identificarlo fácilmente y comprender sus características principales a primera vista".

Como en el caso de David Barra Studio, la fotografía publicitaria tiene detrás un equipo completo y sincronizado, compuesto en primer lugar por un fotógrafo y director del equipo (David Barra). Seguidamente, uno o más home-economists (Marian Montoro y Olga Vila), responsables de preparar los productos y alimentos para que se vean apetecibles y atractivos y, para rematar el trabajo, un retocador (Oriol Felip), encargado de realizar la magia final, corrigiendo pequeñas imperfecciones y fusionando diferentes imágenes capturadas durante la sesión para obtener el resultado perfecto.

Dejando de lado la cámara, la técnica es probablemente lo más esencial en la profesión. La iluminación es clave, para resaltar la textura, la forma y la apetitosidad del producto, así como suposición, que debe cuidarse en función del diseño del anuncio o del pack, “conviviendo armoniosamente con logos, promociones, información nutricional, entre otros”, aclara Barra. Además, se debe prestar especial atención al atrezzo, en caso de que los anuncios lo requieran, como platos, servilletas, e ingredientes. Pero, sobre todo, reconoce que la postproducción es imprescindible para eliminar desperfectos y realzar detalles que optimicen la apariencia general.

Se busca que el producto fotografiado refleje una realidad atractiva pero no idealizada

David BarraFotógrafo

Otro de los temas que más curiosidad genera es cómo se logra el aspecto apetecible de los alimentos, para lo que las home-economist cuentan con muchos trucos. El primero, realizar un buen casting de alimentos. “Desde un guisante hasta una avellana, pasando por una patata o el mejor nugget, el día del rodaje se seleccionan aquellos que tienen la forma deseada, la textura ideal, y una apariencia homogénea y apetecible, aunque no necesariamente perfecta”, aclaran desde el equipo.

Barra comenta que, a diferencia de décadas pasadas, “en la actualidad se busca que el producto fotografiado refleje una realidad atractiva pero no idealizada”, para que el consumidor no se sienta “engañado” al abrir el producto.

Antiguamente, por ejemplo, los anuncios de canelones se realizaban con tubos de aluminio envueltos en pasta de lasaña, rellenos con un tapón de carne, cubiertos con bechamel de bote y gratinados con una pistola de calor. Ahora gusta más la naturalidad, manteniendo un equilibrio entre el atractivo visual y la autenticidad para asegurar que la representación del producto sea fiel a lo que el cliente encontrará en la realidad.

Esto no significa que no se sigan utilizando soportes como palillos, alambres o plastilina para hacer fotos de comida apilada, ya sean unas patatas fritas o unos fideos. Aunque, de nuevo, Barra enfatiza en la importancia de la postproducción para ocultar o borrar dichas estructuras artificiales. En cambio, para otros productos como batidos o salsas, la única solución es el ensayo y error. “Protegemos bien el set porque al final del shooting todo queda manchado y mojado, y vamos tirando salsas, cubitos y producto una y otra vez hasta conseguir una salpicadura que encaje”, cuentan.

Asimismo, existen tiendas especializadas de productos que falsean desde una espuma de cerveza hasta el humo de un plato o la textura de un helado. Esto se debe principalmente al reto que suponen los productos líquidos, ya que no mantienen la forma en el tiempo, como sucede con la espuma de la cerveza natural, que se disipa en pocos minutos.

Lo mismo ocurre con los cubitos de hielo, que prácticamente siempre son de metacrilato para evitar que se derritan bajo el calor de los focos y que la bebida mantenga una apariencia fresca durante la sesión. Y también con las gotas de frescor de las botellas, que suelen estar hechas de glicerina y se aplican meticulosamente, una a una, utilizando una jeringa y una aguja para lograr la máxima precisión y realismo en la imagen final.

Cuando la fotografía publicitaria incluye a personas, las consideraciones aumentan significativamente. En lugar de un equipo de cuatro o cinco personas, la cantidad de profesionales involucrados se incrementa, pues además del fotógrafo y su equipo habitual, se suman el modelo, una maquilladora, un estilista de ropa y varios asistentes, cada uno de los cuales desempeña un papel crucial para asegurar que la sesión se desarrolle sin contratiempos y que los resultados sean óptimos. Y, en el caso que el modelo sea un niño, los padres o tutores legales también asisten a la sesión para asegurar el bienestar y comodidad del menor, así como facilitar una comunicación directa y efectiva.

15 días

El proceso va desde la solicitud del presupuesto hasta la entrega final

“Estos encargos, desde la solicitud del presupuesto hasta la entrega final con los últimos retoques, pueden abarcar aproximadamente unos 15 días”. Antes de la sesión, hay que buscar y determinar el atrezzo, así como seleccionar los productos y los ingredientes necesarios. Luego, se organiza una reunión con el cliente para presentarle las propuestas de estilismo y disposición de los elementos en la foto. Durante la reunión, se busca obtener su aprobación o, en caso necesario, se exploran alternativas para garantizar que todo esté listo para el día de la sesión fotográfica.

En los días previos, se realizan pruebas de luz, se ajustan los ángulos de la cámara y se llevan a cabo otros ajustes técnicos para asegurar que todo esté en su lugar y que la sesión fluya de la mejor manera posible. Y una vez completada, solo resta realizar el retoque final, incluyendo cualquier cambio sugerido por el cliente y preparando el documento final para su entrega.

Otra de las dudas frecuentes de la fotografía de alimentos es lo que ocurre con el producto utilizado en las sesiones. “Cuando fotografiamos alimentos, estos son manipulados intensivamente y pasan muchas horas fuera de la nevera, lo que los hace sanitariamente no seguros para el consumo al final del proceso”, justifica Barra. 

Debido a estas condiciones, no es posible donar o consumir estos alimentos, y es una de las realidades prácticas de este tipo de fotografía, donde la seguridad y la higiene son prioritarias para garantizar la calidad visual del producto, aunque eso signifique que el alimento no sea apto para el consumo posterior. Todo el producto sobrante que se ha podido conservar bien y sin manipular, junto con cualquier atrezzo utilizado, se devuelve al cliente.

Más que la cámara, lo que realmente hace la fotografía es la luz

David BarraFotógrafo

Con la mirada puesta en el futuro, preguntamos a David Barra su opinión sobre la amenaza de la Inteligencia Artificial en el sector de la publicidad. “La necesidad de fotografiar el producto real, especialmente cuando se trata de nuevos productos que aún no existen en el mercado, hace imposible que la IA pueda representar la realidad, ya que no ha sido entrenada con imágenes de estos productos específicos y no conseguiría la precisión necesaria”. Aun así, reconoce que esta tecnología está comenzando a convertirse en una herramienta útil, similar a Photoshop, que facilita el trabajo de postproducción.

Como ha quedado reflejado, la fotografía gastronómica comercial es un mundo desconocido y más complejo de lo que podría parecer. Sea como sea, para aquellos que quieren iniciarse en este mundo o perfeccionar su técnica, Barra recomienda investigar, probar y no tener miedo a equivocarse, pues “nadie nace sabiendo y adquirir conocimientos es parte del proceso”. Pero, sobre todo, aconseja disponer de un buen equipo de iluminación y saber manejarlo, porque "más que la cámara, lo que realmente hace la fotografía es la luz”.

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