MARíA LO: UN VIAJE A CHINA EN SOLITARIO PARA RECONECTAR Y DEVORAR SU CULTURA

Todos conocemos a María Lo tras su paso por MasterChef. Después de alzarse con el primer puesto del concurso en 2023, han sido sus recetas, colaboraciones en redes sociales, viajes, rutas y maravilloso sentido del humor, así como su forma de comunicar su visión de la vida, lo que la han mantenido en nuestro punto de mira.

Pero fue justo su reciente viaje a China el que nos volvió a recordar que María tiene algo que va más allá de una estrella de televisión: visión, ganas de explorar el mundo, de cómerselo y lo que es más importante, de compartirlo. Justo lo que apoyamos y potenciamos desde Condé Nast Traveler y el motivo por el que le pedimos que compartiese su experiencia con nosotros.

“La idea de ir a China surge de las ganas de entender un poco más a fondo mis raíces chinas. Mi padre era hongkonés y vino a España hace más de 65 años con el primer grupo de chinos que pisó el país. Como inmigrante en un país desconocido y completamente distinto en cuanto a cultura y rasgos físicos, intentó integrarse lo máximo posible y es por eso por lo que mi padre no me contó mucho de su cultura, sus costumbres y de lo que vivió el tiempo que estuvo en Hong Kong siendo pequeño”, cuenta del primer motivo que la llevó a plantearse ese viaje.

“Además, tenía muchas ganas de viajar sola y me pareció además de una locura (como me decían todos mis amigos a los que se lo contaba), la mejor opción para hacer un viaje conmigo misma. Matar dos pájaros de un tiro, primer viaje sola a un lugar desconocido… pero no tan desconocido”, continúa.

Su objetivo con este viaje, además de esa parte más espiritual, era el de conocer más de cerca la gastronomía China. “Solo fue una pequeña parte la que conocí. Es brutal la cantidad de tipos de cocinas que tienen allí y, o te vas a vivir un año a recorrerte el país entero o es imposible abarcarla toda”.

CONDÉ NAST TRAVELER. Fuiste sola… ¿por qué?

MARÍA LO. Ya había estado viajando por China hace 5 años cuando mi padre aún vivía, visitando Beijing, Shanghái, Xi’an, Guilin y Hong Kong con mi madre. En esta ocasión, después de fallecer mi padre a los pocos días de salir de Masterchef, sentí las ganas de volver a visitar China, pero esta vez de una manera más pausada y más espiritual. Quería un viaje introspectivo, ver si al viajar allí, entendía más cosas de mí misma y sobre todo que me conectase con esas raíces chinas. Y lo vi claro, viajar sola te hace estar mucho más atenta a todos los detalles y a tener todos los sentidos enfocados en el viaje y tú, el paisaje y tú, la cultura totalmente diferente y tú, sus costumbres, maneras de hacer, expresiones y tú… es una manera bellísima de conectar con un país.

Esto fue lo primero que me motivó a ir a China sola, pero no voy a negar que con tanta gente diciéndome “estás loca yéndote a China sola, empieza por algo europeo”, mi coraje dijo: “pues ahora me pongo a prueba y me voy a China sola”. Y así hice. Y qué maravilla de viaje.

CNT. ¿Cómo fue esta experiencia viajera en soledad?

ML. Fue muy bestia. Porque sí, porque mis amigos tenían razón: estoy loca. Pero como todo lo que te pone al extremo en esta vida y te da respeto o miedo por ser totalmente desconocido, cuando te atreves a hacerlo, lo que obtienes de vuelta es exponencialmente más increíble que cualquier otra cosa. Vas con cero conocimientos de nada, no tienes expectativas y claro, la sorpresa (para lo bueno o lo no tan bueno) es doblemente mayor. Las emociones se multiplican. Está claro que creo que es el instinto de supervivencia lo que te hace conectar con esto, pero oye, para quien le guste esta sensación (que no todo el mundo está preparado para ello), es una maravilla.

He de decir que viajar a China no es para todo el mundo y es más complicado si viajas sola. O sí, si lo llevas todo organizado con una agencia de viajes desde España (cosa que, a mí personalmente, no me gusta porque me limita mucho), aunque entiendo que para la primera vez en China sea más fácil y menos estresante que ir como yo fui: solo con los vuelos de ida y vuelta y el primer hotel donde me quedaba en Beijing.

Es un país un poco hostil si lo comparamos con la forma de relacionarnos que tenemos en Europa. No hablan inglés absolutamente nada. Solo en Hong Kong por ser antigua colonia británica (en Shanghái también chapurrean algo el inglés), pero en el resto de China solo hablaba inglés yo, porque es que encima no había ningún turista que no tuviera cara de asiático. Ahí la más europea era yo y eso que soy medio china. Y con hostil me refiero a que, además de que solo hablan chino, tampoco hacen mucho esfuerzo por entenderte si tienes alguna pregunta que hacerles en cuanto a indicaciones de lugares, aunque vayas con el traductor por delante.

Para mucha gente que viaja a China por primera vez el choque cultural es fuerte y lo ven como algo negativo. A mí esta diferencia tan grande me parece preciosa, porque significa que nos saca de nuestra zona de confort. Sus formas de hacer y de relacionarse no son ni mejores ni peores, son las que son a nivel cultural. Que nos choque a nosotros no significa que esté mal, significa que estamos descubriendo algo completamente diferente y nuevo y esas experiencias me parecen súper, súper gratificantes y de un aprendizaje brutal.

Eso sí, esto no quita que hubo momentos en que lo pasé mal porque de repente te das cuenta que acabas de llegar a un país completamente desconocido con un móvil sin tarjeta SIM del país, intentas buscar una tienda de móviles sólo con las indicaciones de la chica del hotel, no aparece por ningún lado y absolutamente nadie a quien preguntas te hace caso. Pero mira, fue toda una experiencia y aquí estoy de vuelta en España sana y salva.

CNT. ¿Qué destinos visitaste?

ML. Entré por Beijing y me quede dos noches para revisitar la ciudad en bici (que, por cierto, es comodísimo y, obvio, todo se puede gestionar por app: WeChat, Alipay fueron mis grandes amigas allí). Aproveché también para comer pato Pekín y unas cuantas cositas más antes de seguir hacia la zona rural. Cogí un avión de Beijing a Guilin, donde pasé una noche, y seguí hacia Yangshuo. Me quedé allí otra noche y después salí hacia Xingping, donde pasé una noche antes de seguir hacia Zhaoxing. Allí me quedé tres noches, y después dos en Longsheng antes de llegar a la parada final, Hong Kong, donde pasé tres noches.

CNT. ¿Qué paradas disfrutaste más?

ML. Me enamoré de Xingping, una población pequeñita situada a los márgenes del rio Li Jiang. El viaje en barquita por el río es mandatorio. Pero lo que más me gustó fue subir la montaña Laozhai para el atardecer y llegar al mirador donde se veían todas las montañas que rodean el río LiJiang. Un auténtico espectáculo. Eso sí, subir Laozhai no es para todo el mundo, es una hora de subida bastante intensa y un tramo final con una escalera no muy cómoda. Pero totalmente recomendable. Si lo hacéis, aconsejo una hora antes de la puesta de sol para sentarte en un sitio cómodo, porque se llena de gente.

Otra parada fue Longhsen y Zhaoxing. Visitar esas zonas tan opuestas al mundo actual en el que vivimos y a sus minorías Yao y Dong (respectivamente) fue muy impactante. Parecía que había retrocedido cientos de años en el tiempo. Su cultura, costumbres, vestidos, expresiones faciales y corporales… era como estar en otro mundo. Y obviamente los arrozales de Longsheng son una auténtica pasada.

Y obviamente Hong Kong y Macao también estuvieron en mi itinerario, no tanto por ser únicas, porque son bastante parecidas a una gran ciudad europea, sino por el significado que tuvo para mí por haberme reencontrado con mi familia paterna en Hong Kong, visitar el cementerio donde está enterrada mi abuela paterna en Macao y los jardines de Lou Lim Ioc, que pertenecieron a mi familia hace cientos de años.

CNT. Cuéntanos sobre los platos que descubriste.

ML. Aquí podría escribir un libro entero casi. Aun no entiendo cómo comí tanto, tantísimo. Me flipó cómo desayunan en Beijing: tienen una especie de masa frita tipo churro, pero más airosa, que se suelen tomar con leche de soja que está MORTAL. En ese mismo desayuno me tomé una sopa que al traducir el nombre del chino al castellano se llamaba “cerebro de tofu”. No era cerebro, obvio, se llamaba así por la textura. Hecha de tofu súper suave, una salsa gelatinosa y fluida y setas chinas, increíble.

Cómo no mencionar el plato súper delicatessen y que dio mucho que hablar cuando lo compartí en mis redes sociales: nido de pájaro hecho con su propia saliva (no es broma). Lo más caro que me he comido en China. Y unas buenas risas que me eché. En ese mismo restaurante, que, por cierto, era muy muy top, también probé el pepino de mar, pero lo que es la parte de la piel con una salsa gelatinosa, ya que nosotros solemos comernos la carne de dentro, que llamamos aquí espardeñas.

En Xingping también comí beer fish, un guiso de pescado con una salsa densita muy rica, y el pescado y cangrejo de río, que fríen y sirven en los puestos callejeros de esa zona.

En Hong Kong comí medusa, un plato que sirven frío y aderezado con vinagres parecidos a los de un encurtido, con una textura y un sabor muy rico. En Hong Kong, también en la zona de Temple Street, en el Night Market, probé un plato que se llama “saliva chicken”, picante, especiado con un pollo jugosísimo. He de decir que el pollo lo hacen con un punto de jugosidad espectacular, incluso la pechuga.

¿Lo mejor de todo? Que con todo lo que he comido, probablemente no he probado ni el 0,0000001% de la gastronomía China. Es para quedarse ahí un año y comerte el país entero.

Cuaderno de viaje

PEKÍN

Avión: Desde Barcelona a Beijing (aeropuerto Daxing)

Hotel: The Orchid Hotel (Dongcheng District) – súper recomendable

Transportes: Del aeropuerto al centro de Beijing: tren desde Daxing Airport hasta Caoqiao Subway Station, desde ese punto cogí un taxi al hotel. En Beijing una vez conseguí la tarjeta SIM a través de una app que se llama Alipay, me moví en bicicleta para las distancias cortas y en taxi con una app que se llama Didi (sirven para toda China).

* Nota: a mí me salvó 100% el coger taxis, que no son tan caros comparado con España, a través de la app, ya que me localizaba dónde estaba para la recogida y yo metía la dirección exacta a la que quería ir. Así me evitaba tener que intentar hablar con los taxistas, que normalmente no tienen mucho tiempo para atenderte y, si no te entiendes, no te llevan.

Restaurantes: Pato Pekín en Quanjude Roast Duck Restaurant; desayuno No 108, el típico pekinés en Gulou Street y platos delicatessen y diferentes en Feng Ze Yuan Restaurant (Xicheng District).

GUILIN

Avión: Beijing (aeropuerto Daxing) - Guilin

Hotel Guilin: Lakeside Yige (Guilin Liangjiang Sihu Wuhu Branch), barato y normalito, en Guilin; Ron Inn Xingping Hepan, súper recomendable, en Xingping; Yanghsuo Mountain Nest Boutique Hotel, tradicional y un poco alejado del centro pero en taxi se llega a todos sitios. En Yanghsuo. Baike Boutique Hotel (en Ping’an Village, en Longsheng), estupendo y con vistas a los arrozales increíbles. Flora Hotel Zhaoxing, en Zhaoxing, volvería sin duda. Además, los que lo llevan hablan inglés

Transportes: Para ir del aeropuerto de Guilin hasta el centro se puede coger un taxi a través de app Didi. De Guilin a Xingping, se coge tren (los trenes los compraba a través de la app Trip). En Xingping me moví con moto de alquiler. Para ir de Xingping a Yangshuo se puede pedir un taxi a través de la app Didi. Para ir de Guilin a Zhaoxing (estación Congjiang) se hace el trayecto en tren: hay que coger un bus que te para en medio del camino para comprar los tickets y acceder a Zhaoxing.

En un pueblito de altitud que se llama Tang’An, muy cerca de Zhaoxing, se accede en autobús que se coge al final de Zhaoxing (20 yuanes). Allí, se pueden visitar unos arrozales. Hay trekking por la zona también para quién vaya con un poco más de tiempo.

En lo que respecta al viaje desde Guilin a Longsheng, no tuve tiempo y decidí coger un taxi. Es un viaje de dos horas y me costó alrededor de 60€. También hay que parar antes de acceder a los arrozales (en Ping’An Village, justo donde tenía el hotel) para comprar el ticket de acceso.

*Nota: para la zona rural, siempre volvía a Guilin en tren para coger desde allí el que me llevaría al siguiente destino. Para ir de las estaciones de tren al centro de las ciudades/pueblos, usaba la app de taxis Didi.

Restaurantes: En Guilin aconsejo parar en restaurante locales, como los puestecitos donde sirven wonton o noodles (en Guilin son muy típicos y famosos estos últimos), pero también visitar Zhengyang Avenue, una zona muy turística pero llena de puestos de comida. Hay un sitio que se llama Langfang Luosifen, donde probé un caldo hecho con caracol de río y carne con noodles y muchos toppings.

A lo largo del paseo por el Río LiJiang (en Xingping) hay puestos de pescado y cangrejos del propio río fritos. ¡Muy frescos! Me recomendaron Yushi Cookshop en el hotel y la sopa de pescado estaba increíble. El Mercado de Xingping vale mucho la pena también, muy auténtico. Perfecto si os atrevéis comprar algún dulce de arroz glutinoso o alguna fritura.

Ya en Zhaoxing fui a Zhao Xing Dong Zhai Fengqing, con una carta super extensa y mucha variedad de platos. Pinta turístico, pero está muy bueno. También fui a los puestos callejeros de brasa con carnes, pescados y verduras

En Longsheng hay que probar (en cualquier lugar en el que veáis algo parecido a troncos de bambú a la brasa) el pollo guisado y el arroz. También está Meiyou Restaurant, con vistas a los arrozales y muy pintoresco. Tardaron un poco pero todos los platos estaban deliciosos.

HONG KONG Y MACAO

Hotel: Me hospedé en Shama Hub Metro South Hong Kong, unos aparthoteles nuevos, muy cómodos, modernos y limpios.

Transportes: De Guilin a Hong Kong hay dos maneras de ir. La más directa sale de Guilin West hacia Kowloon Station. Allí, se coge tren hasta Hong Kong Island. La otra opción es salir de Guilin North hasta Shenzhen. En Shenzhen hay que coger otro tren hasta Kowloon y luego, un tren a Hong Kong Island. Ya en Hong Kong me moví en metro. Hay que sacarse la tarjeta Octopus y recargarla para poder acceder.

De Hong Kong a Macao fui en ferry desde el puerto de Hong Kong Norte (compré tickets con TurboJET y el viaje tiene una hora de duración). Una vez en Macao fui andando a todas partes.

Para el viaje de vuelta desde Hong Kong a España, tomé un tren directo que sale desde la estación de Kowloon al aeropuerto.

Restaurantes: Maxim’s Palace City Hall, brutal para comer todo tipo dim sums. Van pasando carritos con comida y tú eliges qué quieres probar. O Hing Kee, un lugar muy local pero muy famoso. Hay que probar el pollo que sirven allí y las tortillas de ostras. Ambos están en Hong Kong.

Ver más artículos

SUSCRÍBETE AQUÍ a nuestra newsletter y recibe todas las novedades de Condé Nast Traveler #YoSoyTraveler

2024-07-02T10:25:45Z dg43tfdfdgfd