LA GRANJA VALENCIANA QUE ALIMENTA CON PULPA DE NARANJA A LAS VACAS PARA LOS YOGURES DE DANONE

Entre los naranjos de los campos de Bétera en Valencia se levantan una veintena de grandes establos de la que procede desde hace más de 40 años parte de la leche que una de las mayores plantas de Danone en Europa, la de Aldaya, utiliza para fabricar sus yogures y productos lácteos. Las instalaciones de More Holstein se han convertido en referente internacional de sostenibilidad, al ser la primera granja de Europa y la segunda del mundo en obtener la certificación B Corp.

Un negocio ganadero que ha conseguido con sus 2.100 vacas en producción láctea y 1.200 terneras reducir en una tercera parte sus emisiones de metano gracias a iniciativas como los cambios en la alimentación de los animales y la reutilización del estiércol como fertilizante. Un residuo que además reutiliza como nutriente en sus propios campos de maíz para alimentar al ganado.

Desde 2018 More Holstein ha pasado de generar 1,5 kilos de CO2 por cada kilo de leche producida a reducir su huella de carbono a 1 kilo de CO2 por cada kilo producido de leche. Y el objetivo de la explotación propiedad del matrimonio formado por Ramón Morla y Lidia Entrecanales es continuar con esa tendencia hasta situarla en los 0,85 kilogramos de CO2 en 2030.

Una tarea en que Danone, que utiliza su materia prima, también colabora para cumplir sus propios objetivos de descarbonización, ya que la producción de la leche es una parte importante de la huella de carbono de su cadena de valor para fabricar yogures. La multinacional ha reducido ya en un 20% la intensidad de CO2 en sus granjas en los últimos 5 años, y tiene como objetivo bajar hasta un 37% para 2030.

Una de las claves de esta reducción ha sido el control y la adaptación de la alimentación. Al igual que los deportistas, la granja valenciana ha conseguido gracias a estudiar al detalles y planificar dieta de sus vacas reducir su huella de carbono y a la vez mejorar la producción y su calidad. Para ello reaprovecha productos que hasta hace poco tiempo eran desechados y suponían un dolor de cabeza medioambiental.

El caso más llamativo es el de la pulpa de naranja, un residuo procedente de la transformación de los cítricos que reinan en el campo valenciano. De los 50 kilos diarios de comida que toma cada una de sus vacas frisonas, 6 kilos corresponden a este derivado, según explica el propio Morla, que emplea a 50 personas en la explotación ganadera.

Como si de un batido de bebida vegetal o un smothie se tratara, la granja mezcla esa pulpa con otros productos descartados, como grano de la industria cervecera, además de forrajes más tradicionales como maíz, cebada, colza y soja. Un mix que aporta energía, proteína y fibras en la justa medida.

Una parte del forraje tradicional, además, produce de los propios campos de cebada y maíz de la granja, con 270 hectáreas que producen alrededor del 30% de las necesidades de alimentación de su ganado. Esos campos de cultivo también absorben parte del estiércol que mediante su tratamiento en una planta de compostaje 20 camiones a la semana reparten entre estas tierras y otros agricultores valencianos de la zona que lo utilizan para abonar de forma natural. En el caso de la energía, también cuenta con paneles fotovoltaicos que suministran el 20% de su electricidad.

Las instalaciones valencianas también han implantado medidas destinadas al bienestar de sus animales que no salen a pastar y viven estabulados en grandes patios abiertos con una media de 20 metros de espacio por animal, frente a los 8 metros que marca la normativa. Una de sus últimas innovaciones ha sido la instalación de grandes ventiladores para ayudar a los animales con el calor, ya que las vacas no sudan y para hacer frente a su temperatura corporal hasta ahora recurren a duchas de agua.

No es la única innovación ya que la granja está plagada de sensores para monitorizar y detectar cambios de comportamiento que puedan indicar problemas de salud de las reses, que producen una media de 37 litros de leche diarios. More Holstein también trabaja en el estudio de la genética de sus terneros para la mejora en la reproducción y la cría, además de contar con amamantadores automáticos con raciones a medida para cada cría según sus necesidades y que también detectan posibles problemas por la fuerza con que succionan las terneras.

Modelo "marquista"

En un momento en que la subida de precios inflacionista ha provocado un fuerte crecimiento de las marcas blancas y de distribución, François Lacombe, director general de Danone Iberia, reivindicó esta apuesta por la sostenibilidad como una muestra de "la importancia de un modelo marquista" durante la entrega de la certificación.

Según el directivo de Danone esta fórmula para aportar cambios e innovación que "los consumidores y los socios de distribución nos piden", como la sostenibilidad, un elemento que el grupo quiere consolidar para diferenciarse, como en su día ha hecho con atributos como calidad y salud en su productos.

También recordó una de las máximas del CEO de Danone: "No hay negocio sin sostenibilidad y no hay sostenibilidad sin negocio", además de destacar la colaboración como fundamental en "un modelo de negocio abierto".

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