ORIGINAL GELATINA DE TUNA NATURAL, UN POSTRE REFRESCANTE Y CON SABOR MEXICANO
De julio a noviembre, es la temporada en que más encontramos tunas en el mercado. Si no te gustan sus semillas, aprovéchala en bebidas y postres. Esta gelatina de tuna es la forma perfecta para disfrutar todo el sabor de esta fruta.
La tuna es una de las frutas mexicanas que más curiosidad causan entre los extranjeros, primero, porque se obtiene del nopal y segundo, por su apariencia. Con una piel gruesa con espinas, destaca por su pulpa llena de semillas.
Aunque es común la idea de que te “tapan”, en realidad son buenas para la digestión, pues aportan fibra a nuestra dieta. Esta podría contribuir a una menor absorción de colesterol hacia la sangre, reduciendo los niveles de este y los triglicéridos.
Si a pesar de esto, consideras molesto masticar la fruta con semillas, disfrútala en jugos y aguas… o en una gelatina de tuna natural. En esta receta le agregamos un toque de limón para potenciar su sabor.
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¿Cómo hacer gelatina de tuna natural?
Preparación:
- Hidrata 4 cucharadas de grenetina en ½ taza de agua fría y déjala reposar por 5 minutos.
- Licúa 8 tunas grandes, peladas, con 1 taza de agua, hasta que toda la pulpa se haya deshecho. Cuela el líquido y reserva.
- Derrite la grenetina hidratada a baño María o en el microondas, hasta que esté líquida. Deja entibiar.
- Licúa el jugo de tuna con 1 taza de agua, ¼ taza de jugo de limón y ¼ taza de azúcar hasta que esta se disuelva. Continúa mezclando a velocidad baja, mientras agregas la grenetina en forma de hilo.
- Vierte la mezcla en un molde para gelatina ligeramente engrasado con aceite en aerosol y lleva al refrigerador hasta que cuaje.
- Desmolda y disfruta tu gelatina de tuna con fruta natural, un postre perfecto para el verano y las fiestas patrias.
Tip: si quieres darle una apariencia más atractiva a tu gelatina, agrega chía a la mezcla. Tres cucharadas serán suficientes para que parezcan las semillas de la tuna.
Foto: iStock
Trucos para desmoldar las gelatinas sin que se rompan
- Engrasa el molde. Pon una capa ligera de aceite en aerosol. Si no tienes, puedes untar un poco de aceite de cocina con una servilleta o incluso mantequilla. Al igual que con los pasteles, esto ayudará a facilitar el desmoldado.
- Siempre hidrata la grenetina. Hidratar la grenetina en agua fría, ayuda a que se disuelva bien, de esta forma, la gelatina cuaja correctamente y habrá menos riesgo de que se rompa.
- Para incorporar la grenetina a la mezcla de la gelatina, puedes derretirla a baño María si son mezclas frías o agregarla hidratada, si es una mezcla caliente, permitiendo que se derrita por completo.
- Dale el tiempo para cuajar. Lo recomendado es permitir que la gelatina se enfríe a temperatura ambiente y después refrigerarla, por al menos 4 horas para que cuaje completamente. Para asegurar el resultado, déjala en el refrigerador toda la noche.
- Usa moldes flexibles. Aunque prácticamente puedes hacer gelatina en cualquier molde, los de silicona son la mejor opción para desmoldarlas fácilmente, pues son flexibles y esto ayuda a liberar la gelatina con menor dificultad.
- Ayúdate con los trucos de la abuela. Antes de desmoldar la gelatina, sumérgela en un molde con agua caliente por 10 segundos, sin que el agua la toque; esto ayudará a aflojar los bordes.
- Después, pasa un cuchillo de mantequilla o una espátula de silicona, alrededor de los bordes para despegarlos. Finalmente, mueve el molde suavemente para despegar la gelatina.
- Voltea sobre un plato o charola de un solo movimiento. Si la gelatina no se despega, introdúcela nuevamente en agua caliente.
Una vez que tu gelatina esté desmoldada, decórala como más te guste, puedes usar fruta fresca, crema batida o dejarla al natural. Regresa al refrigerador por 30 minutos antes de servir.
Las gelatinas son un postre que gusta a todos, pues es ligero, fresco y con un sabor dulce. Sorprende a tu familia e invitados, con una gelatina de tuna hecha con fruta natural, es perfecta para cualquier ocasión.
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